“Otro compañero ha sido evacuado en helicóptero. Principio de ictus”. El mensaje lo envÃa el presidente del comité de Cetursa Sierra Nevada
“Hoy otro compañero ha tenido que ser evacuado en helicóptero. TenÃa problemas arteriales, pero ha empeorado con parálisis facial y del brazo derecho. Principio de ictus”. El mensaje, vÃa What’sApp, llega el lunes por la noche. Es de Miguel Ãngel Vargas Roldán, empleado veterano de la empresa que gestiona la estación de Sierra Nevada, Cetursa (con mayorÃa en su accionariado de la Junta de AndalucÃa), y presidente de su comité de empresa. Y añade una historia más a la lista de trabajadores de esta empresa que han sufrido problemas cardiovasculares, ictus, hipertensión, en los últimos años: “Los datos que tenemos son de uno o dos fallecidos o con incapacidad permanente reconocida por estas enfermedades al año [la plantilla es de 600 personas en invierno]”, señala Vargas. El pasado diciembre fallecÃa otro trabajador por infarto de miocardio, y desde 2009 hechos similares han llegado periódicamente a la prensa local.
La plantilla vive toda esta situación con “inquietud, preocupación y miedo”. Su sospecha es que los cambios de altitud a los que se someten los trabajadores cotidianamente pueden estar detrás de estas muertes: sus condiciones de Sierra Nevada son únicas, puesto que se desplazan cada dÃa desde los 600 metros en los que están sus hogares a los 2.200 (en unos 35 o 40 minutos) o los 3.300 (en 20 minutos más), e incluso, según el tipo de trabajo, hay empleados -socorristas, maquinistas- que pueden estar constantemente cambiando de altitud. Como señala Vargas, “en otras estaciones, los esquiadores acaban donde empiezan en Sierra Nevada”. Y a esta altitud se suman las condiciones meteorológicas, también extremas: “Hoy mismo la sensación térmica en Borreguiles [2.625 m] era de 45 bajo cero”.
Desde hace más de una década ha habido movilizaciones y concentraciones en las que exigen que se estudie su caso y se adopten medidas de prevención que vayan más allá del electro que, según Vargas, les hacen cada año. Por ahora han conseguido, según asegura, que a los trabajadores de más edad o con problemas cardiacos los destinen a puestos de menor altura.
En cuanto al análisis de su caso, hace tres años se anunció que la Junta y Cetursa realizarÃan un estudio de riesgos laborales -a través del Instituto Andaluz de Prevención– que no ha llegado hasta este 2015. Este informe reconoce la ‘exposición a hipoxia hipobárica intermitente crónica’ (esto es, la exposición a un descenso en el aporte de oxÃgeno a los tejidos por la menor presión) como un “problema de salud laboral que afecta desde hace bastantes años a una gran empresa pública de Granada” y añade que hasta la fecha ha sido poco estudiado, pero entre sus conclusiones sólo admite que trabajar a una altitud de 2.600 metros aumenta el riesgo de problemas de consciencia (letargo, confusión) y ataxia (falta de coordinación) y desecha el que más preocupa a los empleados: la hipertensión. Es más, concluye que “trabajar a más de 2.600 metros disminuye el riesgo” de sufrirla.
El trabajo se basa en más de 200 entrevistas a los trabajadores, teniendo en cuenta sus patologÃas, las diagnosticadas y las que ellos mismos perciben. Y este es, precisamente, el punto de crÃtica: “Tiene mucho de encuesta, cuando lo ideal serÃa que a los empleados los hubieran controlado desde las 7 de la mañana, desde que salen de su casa, con un aparato para medir su tensión, por ejemplo”, señala José Carlos Sillero, asesor sindical de CCOO en Cetursa y secretario de salud laboral de FSC-CCOO de Granada. La petición radica, en suma, en un estudio in situ de cómo estos cambios de altitud afectan a su organismo, puesto que, como reconoce el propio informe de la Junta, existen contados estudios al respecto, y menos a largo plazo.
El doctor Antoni Ricart de Mesones, vicepresidente del Institut d’Estudis de Medicina de Muntanya y jefe de sección de Medicina Intensiva en el Hospital Universitario de Bellvitge (Hospitalet), afirma que en lo referente a infartos e ictus “habrÃa que buscar otros factores de riesgo (sedentarismo, dieta), con mayor peso que la altura. Los eventos coronarios no son frecuentes en altura, más bien al contrario”. Sin embargo, en el caso de la hipertensión, “sà puede haber algo. Con la exposición a la altura, la primera respuesta fisiológica es aumentar el caudal cardiaco, lo que comporta un aumento de la presión arterial, que puede ser entre un 10 y un 20% más elevada que a nivel del mar”.
Un trabajo previo (de 2008), hecho por la Asociación TurÃstica de Estaciones de Esquà y Montaña, CCOO y UGT señalaba que, entre los trabajadores que hacen labores el el exterior en las estaciones españolas y conocen su tensión, la hipertensión afecta a más del doble de los empleados de Sierra Nevada (14% diastólica – 16% sistólica) que del resto de estaciones españolas (5%-7%), y recogÃa su preocupación por los cambios de altitud, un “factor de riesgo a tener en cuenta”. Siete años después, Sillero sigue pidiendo en nombre de estos trabajadores “un estudio en profundidad. Y que la empresa se siente a hablar: la Comisión de Seguridad y Salud no se reúne desde hace un año. Aquàla salud es lo último”, denuncia.
Este periódico ha intentado hablar con algún responsable de Cetursa, sin resultado. Quizá porque la plantilla acaba de anunciar movilizaciones por la “preocupante gestión tanto económica [denuncian una pérdida patrimonial de 27 millones de euros en cuatro años] como laboral, pues peligra su viabilidad y el trabajo de personas que están poniendo su puesto por encima de su propia salud e incluso de su vida”. No descartan realizar una huelga a partir del 1 de marzo, aunque han pedido la “mediación” de la propia presidenta de la Junta, Susana DÃaz.
Publicado en El Confidencial el 15 de febrero de 2015
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